Los ojos de Lucavion se abrieron de par en par por la sorpresa mientras la energía continuaba fluyendo. Nunca había sentido nada parecido. Era como si todo su ser estuviera cargado de poder crudo e indómito, uno que podría fácilmente escapar de su control si no tenía cuidado.
—¿Qué es esto...? —susurró, maravillándose ante la transformación.
Respiró profundamente, tratando de calmarse mientras miraba de nuevo su núcleo. El siniestro mana negro ahora se había asentado en su interior, su presencia dominando el espacio antes familiar. Cuanto más lo estudiaba, más se daba cuenta de cuán profundamente lo había alterado.
Curioso, Lucavion intentó canalizar esta energía en una técnica que conocía bien, la [Hoja Negra de Hierro].
Era una habilidad fundamental que había practicado durante un año. Pero cuando se concentró en invocar el familiar mana crudo, sintió algo extraño.
No sucedió nada.
El Mana Negro dentro de su núcleo se negaba a cooperar.