La bestia (2)

El maná fluyó desde el núcleo de Lucavion, una corriente constante y suave que envolvió a la bestia moribunda como un abrazo reconfortante. Podía sentir el calor de la energía mientras abandonaba su cuerpo, mezclándose con la fuerza vital menguante de la criatura, y por un momento, se preguntó si sería suficiente para marcar la diferencia.

—¿Qué... estás haciendo? —la voz de la bestia resonó débilmente en su mente, su tono impregnado de confusión e incredulidad. Los ojos de la criatura se ensancharon ligeramente, su mirada fija en Lucavion mientras trataba de comprender lo que estaba sucediendo.

—¿Qué más? —respondió Lucavion suavemente, su voz tranquila pero resuelta—. Voy a proporcionarte maná para sanarte.

Hubo un breve silencio, y luego la voz de la bestia volvió, esta vez teñida de una triste resignación.

—Es inútil... —murmuró la bestia—. Estoy vinculado a Gerald... contratado a su alma... No hay nada que puedas hacer para cambiar eso...