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—No está mal. Pero la desesperación no te sienta bien, heredero de la Llama Plateada.
Hice girar mi estoque perezosamente, dejando que las llamas negras bailaran a lo largo de su filo como duendes traviesos. Mi sonrisa se profundizó mientras inclinaba la cabeza, observando el aura ardiente de Varen brillar a su alrededor, el calor irradiando de él en oleadas. La multitud estaba en frenesí, sus vítores y jadeos alimentando la atmósfera cargada, pero mi atención estaba completamente en el hombre frente a mí.
—Realmente estás haciendo esto divertido —dije con un tono ligero y burlón—. Pero no nos quedemos a la defensiva todo el tiempo, ¿verdad? Odiaría que la multitud pensara que el heredero de la Llama Plateada no puede manejar un poco de presión.