Ling Meiyu estaba sentada con las piernas cruzadas en su cámara de cultivo, con los ojos cerrados en profunda concentración.
El tenue resplandor de Qi la rodeaba, pulsando en una danza rítmica mientras absorbía la energía espiritual a su alrededor.
Sus cejas estaban fruncidas en concentración, su respiración lenta y constante. Estaba cerca de un avance, sintiendo que la barrera hacia la siguiente etapa de su cultivo temblaba ante ella.
¡CRUJIDO!
De repente, la puerta de su cámara se abrió con un suave crujido. El delicado equilibrio que había estado manteniendo se rompió, y el flujo de Qi a su alrededor se interrumpió.
Los ojos de Ling Meiyu se abrieron de golpe, y su concentración se hizo añicos. Exhaló bruscamente, con irritación reflejada en su rostro.
«¿Quién está perturbando mi cultivo?»
Pensó. Había mencionado específicamente a todos que no la molestaran estos días mientras se preparaba para avanzar a la siguiente etapa.