El Ascenso del Fénix

Los ojos de Feng Mei se nublaron mientras su visión se estrechaba.

Podía sentir que su conciencia se desvanecía, pero algo en lo profundo de su ser le gritaba que siguiera adelante.

Todo su cuerpo temblaba mientras se forzaba a avanzar, cada paso era una batalla contra la inmensa presión que amenazaba con aplastarla.

De repente, su cuerpo cedió. Feng Mei se desplomó sobre los escalones, sus manos la atraparon justo antes de caer completamente.

La sangre brotaba de sus labios, empapando la piedra debajo de ella.

—Hah... Hah...

Jadeaba en busca de aire, su pecho ardía como si sus pulmones estuvieran en llamas.

—Mei'er–...

Por un momento, todo quedó en silencio. Pareció haber escuchado a Feng Yun gritando su nombre, pero eso también desapareció.

El mundo a su alrededor se desvaneció en la nada mientras su visión se oscurecía.

«¿Es esto todo?»