¡Un anhelo reunido!

¡Feng Yun!

El aliento de Feng Mei se quedó atrapado en su garganta y, por un momento, el ruido de la multitud y el mundo mismo parecieron desvanecerse.

Sus ojos se fijaron en él, y todo lo demás se volvió borroso.

Él se mantenía con un comportamiento tranquilo, sus rasgos afilados enmarcados por los participantes reunidos y los ancianos del clan.

Su postura era confiada, pero había un aire de contemplación silenciosa en él, como si estuviera esperando algo —o a alguien.

¡Había pasado demasiado tiempo y lo había extrañado tanto, cada día!

El pulso de Feng Mei se aceleró.

Había pensado en él todos los días durante los últimos dos años, preguntándose qué estaba haciendo, preguntándose si había comido, y si estaba bien o no.

Al mismo tiempo, Feng Yun también la vio y la miró fijamente.

¡Dos años!

Han sido dos años, cortos para algunos y muy largos para otros.