Paz

—Hijo, ¿cómo va la empresa últimamente? —preguntó Beverly con cariño.

—No es asunto tuyo —se desabrochó la camisa sin expresión Eliot.

—Solo estoy preocupada por ti —Beverly lo siguió al segundo piso paso a paso.

—Puedes preocuparte, pero no interferir. Si lo haces de nuevo y lo sueltas todo, no podré salvarte —Eliot se detuvo y se volvió para mirarla.

—Hijo, ¿de qué estás hablando? —rió avergonzada Beverly.

—Mamá, sabes de qué estoy hablando —Eliot le dio una mirada profunda y dijo:

— Es tarde. Ve a dormir.

—Ah... —Beverly quiso decir algo más, pero la puerta ya estaba cerrada.

Ella pisoteó el suelo frustrada.

Después de bañarse, Eliot fue directamente a la habitación de invitados en el primer piso. Harold Green estaba haciendo flexiones en el suelo. Al ver entrar a Eliot, se levantó sin prisa y preguntó con rostro inexpresivo:

—Eliot, ¿me buscabas?