Puedo soportarlo

—Beverly está a punto de hacer un movimiento —llamó Emilia a Harold en el baño.

—¿Cómo lo supiste? —se sorprendió Harold.

—Me he estado preguntando por qué el cerebro estaba tan ansioso por meter a Eliot en la cárcel, y ahora lo entiendo. Ese tipo debe estar confabulado con la persona detrás de Beverly y Christy. ¡Si adivino bien, probablemente sean la misma persona! —exhaló Emilia.

—¿Entonces qué debo hacer? —estaba conmocionado Harold.

—No voy a detener a Beverly, pero quiero engañarla para que transfiera el dinero a mi cuenta —Emilia se miró fijamente en el espejo, sus ojos brillando con determinación—. Así que tenemos que ir tras Noah y Christy ahora.

—Srta. Emilia —dijo Harold de repente con asombro.

—¿Qué pasa?

—Nada. Solo quiero decir que eres increíble —dijo Harold.

—¿Qué? —preguntó Emilia.

—Noah realmente viene al Hotel Dalton —bajó la voz Harold.

—Entretenlo. Estaré allí enseguida —susurró Emilia.