Jaquan compró dos peces dorados y algunas rebanadas de pan. Pensó que podrían tener sed más tarde, así que fue a comprar dos tazas de té con leche. Mirando la lista de precios, pensó en Emma, a quien acababa de conocer. Le pidió al tendero que preparara una taza más de té con leche. Después de pedirla, le pidió al tendero que pusiera menos azúcar. Emma no parecía tener gusto por lo dulce.
Emma y Stony fueron al Estanque de la Vida Libre, donde Stony liberó los peces. Ella no miró atrás hacia Jaquan. Temerosa de encontrarse con él de nuevo, caminó hacia adelante con Stony. Notó que algo andaba mal al frente.
Algunos vendedores ambulantes jóvenes vendiendo bocadillos y juguetes caminaban alrededor, pero seguían lanzando miradas furtivas hacia el salón lateral. Cuando Emma pasó, miró con sospecha a uno de ellos. Este hombre caminaba con firmeza, y ella podía notar que había practicado kung fu. Sostenía un gran molinete con sus dedos callosos.