¿Huevo Mascota?

Los subordinados de Gran Colmillo temblaban de miedo, sin atreverse a mover un dedo.

Una figura, con el rostro oculto en la sombra proyectada por la tenue luz, se burló antes de levantar un pie y patear fuertemente a Gran Colmillo en el estómago.

—¡Ughh! —Gran Colmillo se tambaleó hacia atrás, estrellándose contra la pared. Se encogió, agarrándose el estómago con agonía.

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Algo pequeño y frío golpeó su mejilla. Forzó un ojo para abrirlo y vio un pequeño frasco de porcelana blanca tirado en el suelo. Sus pupilas se encogieron de sorpresa. ¿No es esto...?

—Más te vale que el huevo esté en mis manos en dos días, o si no... —La voz rodó como una tormenta que se aproxima—lenta, ominosa, cada sílaba arrastrándose por el aire como cadenas de hierro.

Gran Colmillo se estremeció.

La frase no necesitaba ser terminada. Gran Colmillo conocía las consecuencias.

Ignorando el dolor, alcanzó el frasco de porcelana blanca antes de postrarse en el suelo, su cuerpo temblando.