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Rayne finalmente se levantó de su cama cuando escuchó que el agua dejó de correr, devolviéndola a la realidad.

Sentía lástima por el hombre debido a lo terriblemente hinchado que estaba su pie. Sabía que debía ser muy doloroso para él, aunque no lo demostrara en absoluto. Esperó unos minutos dentro de la caravana para darle tiempo de vestirse antes de salir.

—¡Oye, gracias por dejarme duchar y por la ropa! —dijo Julian, sonriéndole. Estaba sentado en la mesa de picnic, vistiendo la ropa nueva que ella había elegido para él.

Rayne se alegró de ver que la ropa le quedaba bien, pero no pudo evitar admirar lo guapo que era ahora que estaba limpio.