—Vamos, Julian. No me puedes decir que no apreciarías un poco de variedad.
Se inclinó aún más hacia adelante, tratando de captar su atención.
—Quiero decir, podría hacer algo un poco más emocionante para ti. Solo imagina...
Los ojos de Julian se endurecieron, y la interrumpió a mitad de frase.
—No estoy interesado, Jess —dijo, con voz fría y firme.
La habitación cayó en un silencio incómodo. La cara de Jess se puso roja de vergüenza, finalmente saliendo de sus delirios.
—Ya veo —murmuró en voz baja. Luego se levantó y se excusó de la mesa, incapaz de tolerar la atmósfera incómoda por más tiempo.
Julian la vio marcharse sin decir palabra, su expresión fría como el hielo.
Se volvió hacia Rayne, su mirada suavizándose ligeramente mientras le daba una sonrisa tranquilizadora.
—No le hagas caso —dijo en voz baja—. El asado estaba increíble. De verdad.