(A/N: contiene algunas escenas grotescas)
—¿Deberíamos...
—No —respondió Julian con resolución. Le había dado demasiadas oportunidades a su familia. Este era su destino ahora. No se esforzaría por salvarlos de nuevo, solo para ser traicionado en el futuro.
Mientras Samantha suplicaba a Layla que retrocediera, notó un par de ojos fríos observándola. No estaba segura si era solo el efecto de la 'medicina' o qué, pero vio al alto y apuesto Julian observándolas desde una corta distancia.
—¡Tú! ¿¡Eres realmente tú!? —gritó.
Soltó y caminó entre la multitud, como una polilla hacia la llama, sin darse cuenta de que sus brazos estaban siendo arrancados de su cuerpo.
Rayne observó con horror cómo Samantha continuaba caminando con una expresión de felicidad, sin inmutarse por el dolor.
Su expresión continuaba oscilando entre una felicidad dichosa y un hambre profunda, llena de intenciones malvadas.