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A la mañana siguiente, Rayne se despertó con el brazo de Julian rodeándola.
—Quedémonos en la cama hoy —dijo él, bostezando.
—Claro, claro —rió Rayne—. Solo déjame elegir el collar que le prometí a Noah para que pueda regalárselo a Ella.
Julian refunfuñó y se movió para acostarse más cerca de Rayne.
Rayne aprovechó esta oportunidad para abrir su panel del sistema y revisar todas las opciones de joyas que tenía.
Afortunadamente, había logrado acumular muchas en sus numerosos viajes al centro comercial, la mayoría de las cuales eran piezas de lujo de alta calidad.
Hizo una pausa cuando vio una pulsera blanca hecha de grandes perlas blancas. La vio por primera vez en la vitrina cuando pasó por la tienda, y no pudo apartar los ojos de ella.
Nunca había visto perlas naturales tan grandes como las que tenía esta pulsera. La sacó de su sistema y jugó con la pulsera en su mano.