Capítulo 12 : Evaluación mágica: caos, gloria y destrucción accidental

El gran reloj de magia en la Academia Real de Magia de Asteria marcó el inicio de la evaluación. Los cristales de los campos flotantes comenzaron a girar. Las simulaciones mágicas se desvanecieron poco a poco, revelando el vasto coliseo central donde los equipos serían evaluados… frente a todos.

Profesores, estudiantes y criaturas convocadas como jueces ocupaban gradas y plataformas flotantes. Era el evento que decidiría quiénes estaban listos… y quiénes necesitaban urgente volver al nivel básico de control mágico.

Los nombres resonaron en la voz amplificada del profesor Halbram Voreck, severo como siempre:

—"EQUIPO 3, al frente. Prepárense para la prueba de sincronía. El campo está listo. Eviten morir. O al menos háganlo de forma entretenida."

Dargan Zevalen, con su chaqueta de cuero al viento y sonrisa canalla, estiró los brazos con pereza.

—Ya era hora. Si me hacían esperar más, terminaba invocando una silla voladora.

Erian Veltor tragó saliva.

—Solo recuerda no… explotar nada que no debamos.

—Tranquilo, tengo algunas prioridades —dijo Dargan, guiñándole un ojo.

Ardyn Lioras avanzó con paso firme, como si ya supiera que iba a liderar el puntaje.

—No quiero perder tiempo. Solo asegúrense de no arruinarme el ritmo.

Sylha Nox, lanzando una burbuja oscura al aire como si fuera un globo de chicle, suspiró.

—Espero que la cosa explote. Quiero ver qué hacen todos cuando eso pase.

El escenario cambió. Se transformó en un campo semidesértico con ruinas flotantes y columnas que se desintegraban lentamente. En lo alto, una criatura mágica colosal, parecida a un grifo de fuego, rugía desde su prisión de hechizos.

Una voz mágica anunció:

—Objetivo: liberar y controlar la criatura mediante sincronización mágica. Puntaje basado en coordinación, control y creatividad.

Los espectadores contenían la respiración.

Inicio del desafío

Ardyn ya había formado una formación mágica de control con líneas de luz.

—Erian, estabiliza el eje mágico. Dargan, tú...

—¡Ya voy! —interrumpió Dargan, estrellando una runa de energía en la base de la criatura. Un temblor sacudió el campo.

—¡¿QUÉ HACES?! —gritaron Ardyn y Erian al unísono.

—Saltearme pasos. Es mi estilo —dijo Dargan, mientras saltaba hacia una plataforma flotante, con su aura mágica chispeando de energía azul.

Sylha reía a carcajadas, sentada en una columna que no debería aguantar peso humano.

—Esto es mejor que teatro maldito.

La criatura rugió. El sello se rompió.

La criatura no atacó. En cambio… se inclinó frente a Dargan.

Un silencio sepulcral cubrió la arena.

—…eso no estaba en la simulación —murmuró uno de los jueces mágicos.

—¿Se acaba de rendir? —susurró Erian, completamente descolocado.

—¿Qué demonios… eres? —dijo Ardyn, bajando sus manos lentamente.

Dargan rió con una mezcla de burla e incredulidad.

—A veces me pregunto lo mismo.

La criatura se desvaneció en partículas de luz.

Explosión de aplausos. Algunos profesores de pie. Otros con la ceja arqueada.

Desde lo alto, la profesora Arael Vynen susurró a Halbram:

—Control por instinto puro. Este chico no sigue reglas mágicas. Las reescribe.

Halbram bufó.

—O las destruye. Me gusta.

Y detrás de una columna, Lyss Verhiel, aún invisible para todos, murmuró:

—Zevalen… tú no deberías poder hacer eso.

Sus ojos brillaron con una sospecha que no era odio… sino reconocimiento.

Fin del capítulo.