El suelo de la plataforma se abrió con un chasquido mágico y dos columnas brillantes se elevaron, marcando el inicio del turno siguiente. Los estudiantes que aún no habían participado empezaban a agruparse, nerviosos, mientras el aire chispeaba con expectativa.
—¡Equipo 8, adelante!
Los miembros de "Trampa Encantada" se pusieron en marcha.
—¿Ven esa estatua? Apuesto a que tiene al menos tres trampas ocultas —susurró Velira Moss, brillándole los ojos con emoción.
—No podemos activar todas solo por diversión —gruñó Orren Ghaz mientras crujía los nudillos.
—Pero podemos activarlas por estrategia, ¿cierto? —añadió Lio Daven con una sonrisa coqueta y una nota musical flotando a su alrededor.
—Shhh —intervino Frinta Belmare, seria como una lápida. Tocó el suelo y lo volvió invisible bajo sus pies, distorsionando el espacio. Todo el equipo desapareció entre ilusiones y distorsiones temporales.
Desde la distancia, se escuchó un rugido… uno diferente. Más antiguo.
Mientras tanto…
Ocultos tras un velo mágico al borde de una grieta olvidada más allá del campo de pruebas, Lyss Verhiel y su compañero encapuchado se abrían paso entre estatuas derruidas y raíces que brillaban débilmente con runas prohibidas.
—El sello ha cambiado de pulso —murmuró Lyss, de pie frente a un enorme altar tallado en piedra negra.
El encapuchado estiró una mano hacia el centro del símbolo. —No solo cambió. Está respondiendo. Pronto no habrá marcha atrás.
La magia latía bajo sus pies como un corazón enterrado. Un aliento leve, lejano, recorrió el túnel subterráneo. Algo muy antiguo… respiraba.
En la zona de observación, los profesores observaban en silencio. Esta vez, sin comentarios sobre Dargan. Ya todos sabían lo que había provocado. Los ojos ahora estaban puestos en los demás.
—¿Los siguientes? —preguntó Arael Vynen, consultando una lista flotante.
—Equipo 12. El grupo 'normal' —leyó la voz mágica.
Equipo 12 – "El grupo 'normal'"
—¡Tú vas primero, yo grito después! —Tessia Run saltó entre dos pilares que giraban sin sentido lógico.
—¡Eso no es un plan! —chilló Mirven Thol, lanzando una invocación de viento que se desvió y provocó un vendaval que los despeinó a todos.
Domel Irk tropezó y cayó… pero rebotó sobre una barrera dimensional casual que Ralia Zein había activado sin querer mientras charlaba con un muro. El muro, por cierto, tenía opiniones bastante conservadoras.
—¿La academia siempre fue así? —preguntó Domel desde el suelo.
—No —respondió Tessia—. Es culpa del tipo de la chaqueta de cuero.
Una risa ahogada vino desde las gradas. Varias pancartas se agitaban al viento:
"¡DARGAN Y SYLHA PARA SIEMPRE!"
"¡Viva la Pareja Explosiva!"
"Que se besen en medio de una explosión mágica"
Erian Veltor, desde las gradas, se hundió en su bufanda.
—¿Por qué tengo la sensación de que esto se nos va a salir de las manos?
—Porque ya se salió, amorcito —le respondió Sylha desde atrás, lanzándole una sombra en forma de corazón.
Muy lejos de ahí, bajo las ruinas olvidadas, el encapuchado murmuró:
—Al abrir estas puertas… no solo despertaremos al dragón.
Lyss no respondió. Sus ojos plateados estaban fijos en el sello agrietado, y en el eco lejano de un nombre:
Zevalen.
Una advertencia… o una obsesión.
Fin del capítulo.