Capítulo 42 :“Trabajo en equipo (cuando el cielo se rompe y alguien grita ‘¡NO LO TOQUEN!’)”

—¡¿QUÉ SE SUPONE QUE DEBEMOS HACER AHORA?! —gritó Velira, esquivando una roca flotante que silbaba con magia.

—¡NO TOQUEN LAS ROJAS! —gritó Toren, al ver a Millo intentando atrapar una.

—¡YA LA TOQUÉ! —respondió Millo mientras un pequeño golem en llamas salía de su mochila gritando algo sobre venganza.

Los equipos 3, 5, 8 y 12 estaban todos mezclados ahora, corriendo, gritando, lanzando hechizos de forma descoordinada. Era el tipo de caos que Dargan Zevalen normalmente disfrutaba… pero incluso él estaba sorprendido.

—…esto es hermoso —dijo, mientras una columna de luz púrpura se alzaba detrás suyo.

Sylha conjuraba esferas oscuras como si fueran caramelos mágicos, Erian trataba de coordinar a todos (y fracasaba), Tessia corría en círculos gritando estrategias contradictorias, y Juno se había subido al hombro de Orren como si fuera una torre de asalto.

—¡VAMOS A MORIR! —gritó alguien al fondo.

—¡No seas exagerado! ¡Primero fallaremos un examen! —gritó Karla Nimor, lanzando un hechizo gravitacional que por accidente hizo levitar a media clase.

Desde la colina lejana, Lyss Verhiel observaba con el encapuchado a su lado.

—No pensé que… realmente intentarían trabajar juntos.

—No están trabajando juntos —respondió él—. Están colapsando juntos. Es distinto.

—Y sin embargo… no retroceden.

Los ojos plateados de Lyss se entornaron mientras Dargan comenzaba a dar órdenes que sorprendentemente… ¡funcionaban!

—Juno, distracción ilusoria con tu bastón loco. Sylha, burbujas oscuras en forma de red. Ardyn, coordina con Nella para levantar barreras en los flancos. ¡¡Tessia, deja de correr en círculos!!

—¡ES MI MÉTODO DE ESTRÉS!

En lo alto de la torre de mando, Halbram Voreck rugía:

—¡Directora Thaloren! ¡¡Son NIÑOS!!

Aerith Thaloren no se inmutó. Miraba al horizonte como si viera más allá del cielo púrpura.

—Si no pueden enfrentarse a esto… entonces no pertenecen a esta academia.

—¡¿Qué dices?!

—Aquí formamos magos para cambiar el mundo. Para sobrevivir a guerras, a entidades más allá de nuestra comprensión. Si no pueden responder… entonces no deberían estar aquí.

Guardó silencio un instante. Luego dio la orden:

—Escudos nivel siete. Protejan los afueras. ¡Evacuen las gradas! Profesores, ¡a sus puestos!

—¿Y los alumnos en el centro? —insistió Halbram.

Ella volvió a mirar.

—…Ellos ya eligieron su lugar. Ahora deben ganárselo.

El cielo explotó en una lluvia de escamas de energía.

El Dragón del Umbral emergía por completo.

En el campo, Dargan gritó:

—¡A TODOS LOS EQUIPOS! ¡Si quieren vivir, sigan el plan de "Improvisación Estratégica Caótica Zevalen N°3"! ¡Vamos a derribarlo o al menos a impresionarlo!

—¿Eso existe? —preguntó Ardyn, lanzando un rayo de contención.

—¡No! ¡Lo estoy inventando ahora mismo!

Y desde el otro extremo, entre árboles que ardían y columnas quebradas, Lyss y el encapuchado contemplaban el ascenso del dragón.

—Ya despertó. —murmuró Lyss—. Y ellos… no se rinden.

El encapuchado bajó la capucha lentamente.

—Quizás… él sí sea el punto de inflexión.

Lyss no respondió. Solo se quedó mirando a Dargan.

—…Es la sexta vez que lo cruzo —susurró.

El rugido del dragón llenó el cielo.

Fin del capítulo.