Capítulo 54 – “Engranajes, almuerzos y héroes sin público”

Tras sobrevivir a la primera clase del semestre —con solo una leve explosión y tres electroshocks menores— los estudiantes se arrastraron en fila hacia el comedor como una banda de soldados derrotados por su propio entusiasmo.

Dargan iba al frente, aún con el cabello chispeante.

—Quiero dejar constancia de que si pierdo un mechón por culpa de ese engranaje parlante, Juno paga el tinte.

—No sé de qué hablas —replicó Juno, mirando hacia otro lado mientras su bastón chasqueaba con culpabilidad.

Sylha, comiendo una fruta flotante como si nada, murmuró:

—La clase fue un éxito. Solo explotaron los tímidos. Es un filtro natural.

—Eso no tranquiliza, Sylha… —gimió Erian.

Al llegar al comedor, se toparon con otros equipos: “El grupo ‘normal’”, “Trampa encantada”, y hasta el siempre caótico “Caos elegante” ocupaban sus mesas con charlas, risas y comida chispeante de energía mágica.

Fue entonces que, como un rayo de entusiasmo puro, Tessia Run apareció corriendo por el pasillo con la velocidad de quien ha consumido cinco cafés mágicos de dragón.

—¡NO PUEDO CREER QUE ME DEJARAN FUERA!

Todos se congelaron.

—¿Fuera de qué? —preguntó Dargan, confundido.

—¡DEL CLUB DESTRUCTORCILLO, OBVIO!

—Pero… —Ardyn frunció el ceño— no somos un club.

—¿No? —preguntó Sylha, pensativa—. Yo ya había hecho un logo.

—Ah, tienen razón —Tessia frenó de golpe, aún agitada—. Es la costumbre. Siento que todo lo genial gira alrededor de ustedes.

—Tiene un punto —murmuró Nella, mientras revisaba unos planos de circuitos mágicos de la clase anterior—. Aunque me niego a llamarlo club.

Erian levantó una cucharada de su sopa burbujeante.

—¿Y si lo llamamos “Asociación de Interacción Mágica Irresponsable con Criaturas y Tecnología”?

—Demasiado largo —respondió Dargan.

—¿C.A.O.S.? —ofreció Juno.

—Ahora me gusta —dijeron todos a coro.

Mientras tanto, en el pasillo lateral vacío del ala norte…

Tac, tac…

Los pasos resonaban con eco solitario.

Una figura apareció al final del pasillo, posando con un brazo en alto, brillante capa ondeando gracias a un pequeño hechizo de viento dramático.

—¡El héroe ha regresado! —gritó Sylvain Drakens—. ¡Volví para protegerlos del desastre! ¡Para salvar la academia! ¡Para que la luz reine en cada rincón del mundo!

…silencio.

El pasillo estaba vacío.

Solo su eco le respondió:

—…del mundo… del mundo… del mundo…

Sylvain bajó lentamente el brazo.

—Nadie vio eso, ¿verdad?

Una escoba encantada pasó flotando detrás de él con total indiferencia.

Y mientras todos reían, comían, y se recuperaban...

Muy por encima, en la torre más alta, la grieta parpadeó como un ojo que observa.

No había hablado aún.

Pero estaba cerca.

Y a través de sus hilos, algo —alguien— también observaba a Dargan.

Fin del capítulo 54