Capítulo 56 – “Resultados, rivalidades y… ¿una invasión?”

La sala principal de la Academia Real de Magia de Asteria estaba llena. Todos los alumnos de primer año se reunieron como manada aterrada. Al frente, el inconfundible Profesor Halbram Voreck, con una pila de papeles flotando en círculo a su alrededor como si fueran cuchillas encantadas. Su expresión era… casi feliz. Lo cual era más aterrador que su ceño fruncido habitual.

—Después de corregir sus exámenes —anunció con tono sepulcral— he llegado a una conclusión clara: hay esperanza… pero muy, muy limitada.

El silencio fue absoluto.

—Por lo tanto, aquí están los resultados de los mejores puntajes individuales del examen. Solo mencionaré a los que demostraron que saben más que un gato con túnica.

Los papeles giraron hasta ordenarse y una hoja descendió lentamente frente a él.

—Primer lugar: Nella Draive. 46/50.

La aludida ni pestañeó. Solo se acomodó el cabello celeste y murmuró:

—Fácil.

—Segundo lugar: Ardyn Lioras. 42/50.

Ardyn asintió con humildad… aunque se le notó el orgullo brillando en la mirada.

—Tercer lugar: Velira Moss. 41/50.

—Sabía que estudiar trampas arcanas tendría su recompensa —dijo, mientras una mini trampa estallaba bajo su escritorio.

—Cuarto lugar: Juno Belvast. 39/50.

—Mi bastón escribió la mitad —admitió en voz baja—. Pero yo entendí casi todo… creo.

—Quinto lugar: Dargan Zevalen. 38/50.

Un silencio incómodo.

—¿Perdón, qué? —dijo Sylha con una ceja arqueada.

—¡Lo juro que no copié! ¡Y si copié fue con estilo! —gritó Dargan.

Halbram lo ignoró por completo.

—Menciones honoríficas: Tessia Run por “la mayor cantidad de palabras por minuto”, Domel Irk por “sobrevivir al examen sin llorar”, y Erian Veltor por escribir una tesis accidental sobre “Ansiedad como barrera mágica emocional”.

Erian se sonrojó.

—Yo solo… no sabía qué poner y empecé a desahogarme.

La clase estalló en risas.

—Y ahora —continuó Halbram con voz grave— antes de que celebren, prepárense… porque este semestre apenas comienza.

Justo en ese momento, el suelo tembló.

Y no por efecto dramático.

¡BOOM!

Una grieta se abrió en el aire, delgada, vibrante, con destellos de magia distorsionada. Como un espejo roto flotante que susurraba palabras en idiomas desconocidos.

Los profesores reaccionaron al instante. Runas defensivas, escudos automáticos. Incluso la directora Aerith Thaloren apareció con una ráfaga de viento.

—¡Todos, atrás! —ordenó.

De la grieta cayó algo.

O mejor dicho… alguien.

Una figura de aspecto joven, cubierta en humo plateado, con cabello enmarañado y una máscara metálica antigua. Tosía como si hubiera estado corriendo entre planos mágicos durante días.

—¿Dónde…? ¿Esta es… Asteria? —preguntó, atónito. Luego, su mirada se posó en Dargan—. ¡Oh no… ya llegué demasiado tarde!

La grieta se cerró con un zumbido violento.

Todos quedaron paralizados.

—…Eso fue nuevo —dijo Sylha, cruzada de brazos.

—Eso fue mágico —dijo Tessia emocionada.

—Eso fue probablemente ilegal —dijo Ardyn.

—Eso fue el próximo capítulo —dijo Dargan, señalando el cielo.