Capítulo 61 – “Rumores en el bosque encantado y la acosadora silenciosa”

La directora Aerith Thaloren se mantenía de pie frente al ventanal de su oficina. La luz de la luna recorría los bordes de su capa bordada, mientras sus ojos observaban los campos mágicos en calma... esa calma que claramente era un mal presagio.

—Ya pueden dejar de fingir —dijo, sin voltear.

De una sombra que no debería existir dentro del despacho, surgió Lyss Verhiel, de pie con la elegancia silenciosa de una sombra que aprendió modales. Y desde la otra esquina, sentado sobre una repisa como si fuera parte del mobiliario, apareció el Héroe Silente… un muchacho cubierto por una capa azul oscuro, su rostro siempre oculto bajo una máscara metálica estilizada.

—No entiendo por qué se esconden. Ya los hemos visto muchas veces —continuó la directora, con una voz calmada y cansada.

Lyss bajó la mirada, un leve sonrojo en sus mejillas. Una sonrisa fugaz.

—Jovencita —añadió Aerith, girando al fin con la mirada encendida—, además de tus tareas como vigilancia especial, mañana comenzarás a asistir a clases como alumna oficial.

Lyss parpadeó.

—¿A clases? Pero yo...

—Nada de "pero". Necesitamos ojos dentro y fuera. Además, no puedes seguir acechando a Dargan desde una torre. Es raro.

—Yo no lo acecho… tanto —murmuró Lyss, bajando aún más la cabeza.

—Y usted, “Héroe Silente” —dijo con un toque de ironía mientras giraba hacia la figura enmascarada—, como parte de la defensa externa, protegerá los alrededores del bosque encantado. Que no se escape nada ni entre nada… que no deba.

La sala se llenó de una tensión palpable cuando su aura mágica retumbó con una presión intensa y elegante.

—¿Quedó claro?

Ambos asintieron. Muy claramente.

Al día siguiente, en el bosque encantado de entrenamiento...

—¡Clase en el bosque! ¡Clase en el bosque! ¡Me encantan las clases en el bosque! —gritaba Tessia Run mientras daba volteretas entre los árboles.

—No es tan divertido si sabes que los árboles te observan —dijo Domel Irk, escondiéndose detrás de un arbusto que parecía mover las cejas.

—¡Ay, relájense! Hoy solo toca orientación, control mágico en terreno irregular y posiblemente evadir criaturas que no hemos domesticado del todo —dijo Mirell Dazeen, saltando desde una raíz gigante con su entusiasmo habitual.

Fue entonces cuando llegó ella.

Lyss Verhiel, con su túnica oscura, caminando en silencio al borde del grupo. Por primera vez, sin esconderse.

El murmullo fue inmediato.

—¡Miren, miren, es ella! —susurró una estudiante.

—¿Quién? —preguntó otro.

—La tercera en discordia —dijo alguien en tono dramático.

—¿La qué?

—¡La acosadora de Dargan! —dijo alguien más, señalando con exageración.

—¿Esa no era Sylha? —dijo Erian inocentemente.

—¡No! Sylha es la bruja oficial. Esta es la misteriosa, silenciosa… la que le manda miradas desde las sombras. ¡Ya hay triángulo amoroso confirmado!

—¿Qué?! —saltó Sylha desde un tronco, cruzada de brazos—. Yo no estoy en ningún triángulo. Yo lanzo burbujas oscuras de amor, eso es distinto.

Todos estallaron en carcajadas.

Lyss simplemente se quedó en silencio, una gota de sudor recorriendo su sien.

—¿Por qué hay tantos rumores? —preguntó Ardyn, cansado, mirando al cielo—. ¿Qué clase de escuela es esta?

—Una muy divertida —respondió Dargan, poniéndose a su lado con una sonrisa de lobo—. Aunque, admito que la acosadora silenciosa tiene cierto carisma.

Lyss se puso más roja que una manzana encantada.

—No soy una acosadora...

—Shhh, deja que los rumores crezcan —le susurró Dargan con una guiñada—. Esto será divertidísimo.

Mientras tanto, en la espesura…

Una raíz palpitó. Un árbol se movió sin viento. Algo más se había colado en el bosque. Algo que no pertenecía allí.

Y desde la cima de una roca, la figura del Héroe Silente observaba. Su espada envainada vibraba, como si presintiera el caos que se avecinaba.

Continuará…