Capítulo 62 – “Trampas del bosque y rostros revelados”

Capítulo 62 – “Trampas del bosque y rostros revelados”

El entrenamiento en el bosque encantado había empezado con risas, carreras y árboles que intentaban susurrar hechizos mal pronunciados. Una jornada “tranquila” si uno ignoraba los hongos que explotaban si los mirabas feo.

Pero, en medio de todo eso…

—¿Y esto qué es? —preguntó Dargan, tocando una raíz extrañamente tallada con símbolos que no correspondían a ninguna clase de runa que reconociera.

—No lo toques, Dargan —dijo Kaelir justo antes de que lo tocara.

Un estallido de luz envolvió a ambos.

FUMM

Y desaparecieron.

—¿¡Dargan!? —gritó Erian.

—¿¡Dónde están!? —añadió Ardyn, mirando el lugar donde antes había raíces.

Mirell Dazeen frunció el ceño.

—Eso… no era parte de nuestro entrenamiento...

Dentro de la trampa de tiempo...

El lugar era extraño. Un claro envuelto por una niebla inmóvil, sin viento, sin sonido. Todo parecía estático, como si el tiempo mismo se hubiera detenido… o estirado.

—No toques nada más —dijo Kaelir con tono severo, cruzado de brazos.

Dargan lo ignoró por completo.

—Oye, ya que estamos atrapados aquí... dime la verdad.

—¿Qué?

—¿Viajas en el tiempo?

—No.

—¿Estás seguro?

—Sí.

—Entonces dime… en el futuro, ¿sigo siendo igual de guapo?

Kaelir lo miró en silencio. Luego suspiró.

—...Creo que llegué muy tarde a esta misión.

—¡Lo sabía! ¿¡Eso es un sí!?

—...

—Kaelir, necesito esa información por razones estratégicas.

Mientras Dargan acosaba verbalmente a su nuevo aliado del futuro, afuera las cosas se complicaban.

En otra parte del bosque…

Sylha y Lyss, cada una en extremos opuestos de un claro, fruncían el ceño.

—¡No me mires así! —saltó Sylha—. Yo no soy la acosadora oficial. Eso te lo ganaste tú.

—Yo no estoy acosando a nadie —respondió Lyss en su tono neutro, sin mirarla directamente.

—¿Ah no? ¿Y cómo llamas a "vigilar desde la torre", "seguir en silencio por los pasillos" y "estar de fondo en cada escena dramática"?

—Trabajo de observación táctica.

—¡Eso es acoso mágico!

Pero la discusión se detuvo cuando la tierra tembló. Muy suavemente. Como si algo enorme… hubiera pisado sin hacer ruido.

Ambas se giraron. Una sombra se movía entre los árboles. Algo… que no era un estudiante.

Sylha y Lyss se miraron.

—Si lo contamos, nadie nos va a creer —murmuró la de las burbujas oscuras.

—Así que mejor lo enfrentamos primero —dijo Lyss, invocando su magia de rastreo.

Y ambas, sin admitirlo, se prepararon para luchar juntas.

Mientras tanto, en la torre de la directora...

El Héroe Silente estaba de pie frente a la ventana. Aunque ya no llevaba su máscara, aún mantenía cierta distancia, como si le costara formar parte del mundo.

—No hace falta que te cubras la cara —dijo Aerith Thaloren, con los brazos cruzados—. Ya te vimos todos… cuando el dragón despertó.

Él no respondió. Solo bajó ligeramente la cabeza.

—Tu cabello blanco, tus ojos violetas… tan profundos como los de los antiguos guardianes. Sabemos quién eres, aunque aún no entendamos por qué estás aquí.

El joven asintió, en silencio. Luego bajó su capucha. Su rostro, por primera vez en mucho tiempo, quedó expuesto al mundo.

Era joven. Más joven de lo que muchos pensaban. Sus ojos violetas brillaban con una melancolía silenciosa, como si supiera demasiado… y pudiera decir muy poco.

—Están empezando a moverse, ¿verdad? —preguntó Aerith.

—Sí. No todos son quienes dicen ser.

—Entonces protégelos. Y protege a él. El caos a veces necesita un escudo silencioso.

El joven asintió… y desapareció.

En lo profundo del bosque...

Una figura, cubierta por un manto carmesí con runas invisibles, caminaba sin ser vista entre los árboles. Su risa era suave. Casi dulce.

—Al fin estamos dentro —murmuró—. Y nadie sospecha nada…

Sus ojos brillaban con una luz oscura, fija en el punto exacto donde estaban atrapados Kaelir y Dargan.

Continuará…