Capítulo 70 – Pergaminos, profecías y profesores bajo presión

El cielo se iluminó en tonos carmesí justo después del mediodía.

Un segundo pergamino descendió lentamente desde el aire, girando sobre sí mismo como si desafiara las leyes de la física. Tenía bordes dorados, símbolos cambiantes y una energía mágica que repelía cualquier intento de atraparlo… excepto por el héroe silente, que lo sujetó sin siquiera mirarlo. Un silencio envolvió la plaza central cuando desenrolló el mensaje.

Las letras se escribieron solas en el aire, con tinta encantada y voz ilusoria:

“Reglas oficiales de la Guerra Académica Número 126”

Los enfrentamientos serán grupales, con escuadrones de entre 4 y 6 miembros. Se medirá estrategia, hechizos únicos, cooperación y uso del entorno.

Se establecerá un sistema de puntaje, evaluado por observadores mágicos. Las trampas mágicas, ilusiones y creatividad aumentarán la puntuación.

El evento final será el “Enfrentamiento de Élites”, un combate 1 a 1 entre los siete mejores representantes de cada academia.

La academia que pierda deberá ceder un conocimiento ancestral de sus archivos como tributo.

El torneo se llevará a cabo en Vel Ardonis, ya que fueron ellos quienes iniciaron el conflicto. Si tienen miedo, pueden rendirse.

Si tienen siete verdaderos prodigios… será interesante verlos perder.— Con cariño, Vel Ardonis.

El mensaje se disolvió con una risa mágica molesta. Varios alumnos comenzaron a murmurar. Otros simplemente gritaron.

—¿¡SIETE!? ¿¡SOLO SIETE!? ¿¡Y VAMOS A PELEAR CONTRA GENTE QUE LANZA PERGAMINOS DESDE EL CIELO!? —exclamó Juno, mientras su bastón decía “al menos tienen buen diseño gráfico”.

—¿¡Trampas mágicas!? ¡Es mi momento de brillar! —Velira Moss sacó un borrador de 38 páginas titulado: “Trampas que generan confusión existencial”.

—Esto se va a descontrolar —dijo Ardyn, serio, mientras Sylha a su lado soplaba burbujas oscuras hacia una mariposa para ver si explotaba.

Y justo en ese momento, todos giraron hacia la única persona que podía tener respuestas.

—Tessia. Estuviste en la reunión de profesores. ¿Qué dijeron? ¿Cuál es el plan? —preguntó Mirven Thol, serio pero curioso.

Tessia se cruzó de brazos, levantó la barbilla con orgullo y sonrió como una niña que logró entrar a una fiesta exclusiva.

—¡Fue genial! ¡Y esta vez me dejaron entrar! ¡Había galletas mágicas, diagramas estratégicos, chispas flotantes y hasta un pizarrón con las palabras “Plan para no morir”!

—¿Y el contenido útil? —insistió Kaelir, desde el fondo.

—¡Ah, sí! Todos los profesores van a hacer evaluaciones prácticas por clase, una por una, para medir quiénes son los más aptos. Cada clase contará, desde las de magia elemental hasta empatía mágica, barreras, trampas y… ¡hasta teoría!

—¿¡Incluso teoría!? —Velmiar, que había estado escuchando desde un lado con su túnica llena de símbolos geométricos, se acomodó las gafas con energía.

—Sí, profesor Velmiar —respondió Tessia con respeto y entusiasmo—. ¡Incluso teoría! Dicen que la precisión mágica será vital, ¡y su clase es clave para eso!

—¡Excelente! —Velmiar sonrió ampliamente, como si el destino al fin le diera una oportunidad para brillar.

—Y al final —continuó Tessia—, se reunirán todos los profesores, la directora y el héroe silente para seleccionar a los siete campeones. ¡Como si fuera un reality mágico!

—Esto se pone cada vez más serio… —musitó Lyss, observando desde las sombras, mientras Kaelir asentía.

Esa misma noche, las clases fueron reestructuradas.

Un nuevo horario se proyectó mágicamente en todos los pasillos. Cada bloque tenía el sello de un profesor, con nombres como “Evaluación práctica de combate real”, “Trampas mágicas bajo presión”, “Invocación vs caos aleatorio”, “Razonamiento táctico frente a un oso ilusorio”, y el infame “Teoría Avanzada de Runas mientras te atacan cosas”.

—¡Nos van a hacer trizas! —gimió Erian, mientras Ardyn ya tomaba apuntes.

—Yo solo espero que haya una evaluación basada en sarcasmo y buena actitud —murmuró Dargan.

—Serías el campeón supremo —le respondió Sylha, sonriendo con malicia.

En Vel Ardonis, mientras tanto, el mismo chico de cabello marrón largo que robó el artefacto observaba una mesa flotante de cristal. A su lado, la anciana de sonrisa cruel analizaba hologramas mágicos de cada alumno de Asteria.

—Mmm… ¿ese es el Zevalen, no? El chico del caos —dijo ella.

—Y estos son los de su escuadrón... Interesantes. Pero no sé si son siete campeones. Nosotros sí los tenemos.

Ambos sonrieron. Con un gesto, lanzaron otro pergamino al cielo, marcado con un hechizo de fuego azul.

La guerra ha comenzado. Que empiece la selección.