Capítulo 75 – Fines de entrenamiento y pasos hacia la oscuridad

El sol caía sobre la Academia Real de Magia de Asteria con una intensidad tranquila, como si el cielo ignorara que algo grande estaba a punto de ocurrir. El entrenamiento había llegado a su punto máximo. Los siete elegidos entrenaban a un nivel que hacía temblar el suelo de las instalaciones reforzadas.

Dargan practicaba control de múltiples hechizos a la vez. Un orbe de fuego, una trampa eléctrica, una ilusión flotante y una sombra latente giraban a su alrededor como satélites caóticos.

Karla los estabilizaba con su control gravitacional preciso, sin perder la expresión de calma analítica.

Velira había creado un campo de entrenamiento repleto de trampas tan creativas que incluso el profesor Halbram tuvo que esquivarlas con una maldición en voz baja.

Ardyn, con su control equilibrado y mente táctica, lideraba pequeños ejercicios de combate como si se tratara de un general.

Tessia era un rayo vivo entre estructuras, esquivando golems en prácticas diseñadas para probar reflejos mágicos.

Sylha lanzaba burbujas oscuras que se movían con voluntad propia, explotando con efectos impredecibles.

Nella, serena como una guardiana, fortalecía cada zona con barreras que resistían impactos imposibles.

Erian Veltor observaba desde lejos. Su rostro estaba tranquilo, pero en sus ojos ardía la promesa de crecimiento.

En medio del campo, una figura imponente descendió con un sonido seco de tacones sobre piedra.

La directora Aerith Thaloren.

—Los resultados son satisfactorios —dijo, mirando a cada uno con su calma imperial—. Y llegó el momento de avanzar.

Detrás de ella, descendió Lyss Verhiel, como si emergiera de la sombra de una columna. Su mirada gris acero recorría a todos sin expresión.

—Lyss viajará con ustedes. Su misión será doble: apoyo táctico… y vigilancia —dijo la directora sin rodeos.

Los siete se miraron. Incluso Dargan dejó de sonreír por un segundo.

—Además… Kaelir —la directora giró su rostro—. Tú también irás con ellos.

Kaelir, el joven sabio que dominaba la lógica mágica avanzada, se inclinó levemente. Su presencia calmada contrastaba con el fuego que se venía.

—Bajo orden directa, acepto —dijo con un tono que rozaba la indiferencia.

—Y finalmente… Silente —la directora giró hacia el caballero de capa blanca y armadura marcada con runas—. Vigilarás la academia. Si ellos fallan, todo lo que conocemos podría arder.

Silente asintió sin una palabra, como siempre.

La directora alzó la voz:

—Parten al amanecer. Los portales están preparados. El enfrentamiento con Vel Ardonis es inevitable. Y si hay algo que esos siete necesitan saber… es que Asteria no envía soldados. Envía leyendas.

Y mientras los siete elegidos se alineaban, listos para cruzar el umbral… el viento se alzó como si el mundo mismo contuviera el aliento.