—Mm... —Liu Muxue respondió suavemente.
Justo cuando los dos estaban a punto de abrazarse y dormir, se escucharon una serie de golpes en la puerta de la Choza del Señor.
—¡Toc! ¡Toc toc!
Los golpes eran algo urgentes. Cao Xing preguntó confundido:
—¿Quién es?
Era la mitad de la noche, el momento más frío del día.
Y los únicos que podían estar golpeando a esta hora eran sus súbditos.
Una voz suave vino desde afuera:
—Mi... señor... soy Yanni...
—Lamento mucho molestarle a una hora tan tardía...
Cao Xing y Liu Muxue intercambiaron una mirada, luego preguntaron:
—Está bien, ¿sucede algo?
Xia Yanni dijo apresuradamente:
—Mi señor... es Chuchu... Chuchu parece tener fiebre alta, y se desmayó hace media hora.
—He intentado muchos métodos, pero la fiebre de Chuchu no baja.
—Yo... realmente no tengo otra opción... solo puedo venir a pedir su ayuda...
Al final de su discurso, el tono de Xia Yanni se había convertido en lágrimas.