—Vuelve con nosotros, tu padre aún te está esperando.
La suave voz de Liu Muxue resonó junto a su oído, haciendo que la pequeña Eliza casi cediera por completo.
—E-Está bien...
Instintivamente quiso aceptar, pero inmediatamente sacudió la cabeza.
—¡No, no, no!
—Hmm, ¿por qué no? —preguntó Liu Muxue.
Al escuchar esta pregunta, Eliza pareció algo avergonzada, como si ocultara algún secreto.
Sin embargo, Cao Xing, que estaba cerca, pareció entender algo.
—No habrás encontrado realmente al Yak Nube, ¿verdad? —señaló Cao Xing.
Al oír esto, la chica de rostro ovalado abrió sus hermosos ojos de golpe.
—¡¿Cómo lo supiste?!
—Porque tu padre me dijo que la razón por la que saliste esta vez fue que descubriste rastros de un grupo de Yaks Nubosos —se rió Cao Xing.
Al escuchar esto, los ojos de Eliza mostraron un repentino indicio de decepción.
—Por qué mi padre te cuenta todo...
En un instante, sus ojos mostraron cautela nuevamente.