—Cao... Cao Xing, gran señor... —preguntaron dos sobrevivientes.
—Te dijimos lo que querías saber, ¿puedes dejarnos ir ahora?
—Está bien —asintió Cao Xing.
Una fuerte expresión de alegría apareció en los ojos de los dos sobrevivientes.
Y justo en ese momento.
Un destello frío atravesó sus cuellos.
[-2054]
[-2175]
Los dos inclinaron sus cabezas y murieron al instante.
Cao Xing miró el montón de cadáveres en la calle, y algunos soldados Imperiales y arqueros Imperiales medio muertos cerca.
La sangre tiñó el suelo de rojo, y algunas casas a ambos lados fueron destruidas.
Afortunadamente, no hubo víctimas entre los aldeanos comunes.
—Assam, Renice, limpien el campo de batalla —dijo Cao Xing.
...
...
Unos minutos antes.
En un campo nevado a decenas de kilómetros de la Aldea de los Cerdos, había un campamento de sobrevivientes.
Fang Long y su familia, dentro de la Choza del Señor, observaban respetuosamente a un cazador con una túnica negra y una máscara en su rostro.