—Jeje, ¿por qué no capturar a este tipo y preguntar para descubrir la verdad?
El rostro de Yun Xiao mostraba una leve sonrisa, y sus palabras hicieron que la figura de la persona que había invadido los aposentos temblara ligeramente, con los ojos moviéndose como si evaluara una ruta de escape.
—¡Hmph, quiero ver qué clase de demonio o espectro tiene la audacia de matar a mi hijo!
Con ciertos pensamientos arremolinándose en su mente, Xuan Haoran gritó fríamente. El intruso llevaba un paño negro sobre su rostro, haciendo imposible discernir sus rasgos. Sin embargo, por la sorpresa en su voz hace un momento, ya había adivinado parte de la verdad; solo buscaba confirmar completamente sus sospechas.