En la Plaza Central, todos miraban con los ojos muy abiertos a Ye Wuhen, temiendo perderse un momento emocionante.
El cuerpo de Xiao Ye se tensó, su expresión solemne.
Si podía ser llamada la técnica de combate más fuerte por Ye Wuhen, su poder debía ser inmenso.
—Mientras entrenaba duramente en las montañas, recibí una técnica de combate de la herencia de un Fuerte Innato. No la he dominado completamente hasta ahora, y si no tengo cuidado, podría matarte accidentalmente.
—Así que, te aconsejo que te rindas —dijo Ye Wuhen con indiferencia.
¡La herencia de un Fuerte Innato!
Al escuchar esto, los espectadores circundantes hirvieron de emoción, mirando a Ye Wuhen con envidia.
En el Verdadero Continente del Espíritu, no faltan artistas marciales con destino extraordinario que, al obtener tales herencias, se elevan a la cima de las artes marciales. Inesperadamente, Ye Wuhen también tiene tal oportunidad.
—No es necesario, empecemos —dijo Xiao Ye sacudiendo la cabeza.