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¡Boom Boom Boom!
Olas de feroces fluctuaciones de combate barrieron los cielos, ahogando el vacío en una luz brillante. Diez Arenas del Orgullo Celestial presenciaron batallas que estremecían la tierra, cautivando firmemente los ojos de los espectadores.
Esto podría considerarse como la confrontación cumbre de la generación joven en el País del Dragón Negro, absolutamente espectacular, y nadie quería perdérselo.
«Qué frustrante, me faltó poco para subir a la Arena del Orgullo Celestial».
Fuera del Palacio Imperial, en la plaza, los jóvenes artistas marciales que se detuvieron en la primera prueba hicieron muecas de frustración, gritando de dolor y rabia. Aspiraban a ascender al deslumbrante campo de batalla en los cielos y convertirse en el centro de atención.
Pero ahora era demasiado tarde.