En el imponente sendero montañoso del Pico de la Niebla Celestial, la expresión de Xiao Ye era serena, pero emanaba una confianza invencible, mientras se mantenía a distancia en oposición a Yan Zhen, con un denso olor a pólvora extendiéndose en el aire.
Xiao Ye no era alguien que buscara problemas, pero cuando los problemas llegaban a su puerta, no retrocedía; esta era la esencia de su Corazón del Arte Marcial.
—En la generación más joven del País de la Caída de Estrellas, nadie se ha atrevido a hablarme de esa manera —un destello de luz fría brilló en los ojos de Yan Zhen.
Xiao Ye soltó una risa fría. Los hechos hablan más que las palabras. Cuando se revelen los resultados finales, veremos si este tipo satisfecho de sí mismo aún puede reír.
—¡Este chico va a desafiar a Yan Zhen!
Un murmullo de emoción se extendió por el sendero montañoso, y la noticia se difundió a una velocidad asombrosa.