¡Boom!
El espeso cabello de Xiao Ye ondeaba, y sus ojos se tornaron de un rojo sangre, como si se hubiera transformado en el Dios de la Muerte caminando sobre la tierra, emanando un aura interminable de muerte que barría los Nueve Cielos y Diez Tierras, haciendo que los rostros de todos cambiaran drásticamente.
¡Esta escena era demasiado aterradora!
La vista de todos estaba llena de una densa luz sangrienta, y parecía como si pudieran ver innumerables esqueletos hundiéndose y flotando en el mar de sangre. Todo el Reino Rey Rompe Cielo temblaba de emoción por esta aura asesina que estremecía la tierra.
—Esto... —Nangong Xingyu, que se apresuraba a toda velocidad, tuvo un cambio drástico en su expresión y gradualmente se detuvo.
«Realmente no esperaba que Xiao Ye tuviera tal oportunidad. Parece que la chica no se equivocó sobre él; este chico tiene un potencial ilimitado», pensó Nangong Xingyu para sí mismo.