Xu Nian se quedó atónito ante la pregunta.
—¿La audacia personificada?
¿Cómo se había convertido en el epítome del descaro?
A su lado, tanto Chen Xifeng como Dugu Jingcheng miraron a Xu Nian con ojos escépticos.
La mujer del vestido blanco pareció notar la confusión de Xu Nian y, con una risa, preguntó:
—¿Conoces a Chen Yao, verdad?
Tan pronto como Xu Nian escuchó ese nombre, lo entendió inmediatamente.
Sin embargo, no esperaba que Chen Yao hubiera difundido una historia tan escandalosa.
—He visto muchas formas de perseguir a la Hermana Menor Chen Yao, pero es la primera vez que veo a alguien desnudarse y correr frente a una chica. ¿Crees que a la Hermana Menor Chen Yao le gustará tu cuerpo? ¿Qué tal si te desnudas para mí también? —dijo la mujer del vestido blanco con una ligera risa, sus ojos llevando una sonrisa juguetona.
Chen Xifeng y Dugu Jingcheng miraron a Xu Nian como si estuvieran mirando a un pervertido.
Xu Nian se quedó sin palabras.