Después de someter a la Marioneta de Oro Negro, Xu Nian guió a un grupo de personas hacia la parte interior del gran salón.
Este era un Palacio del Santo, presumiblemente la herencia en su interior sería extraordinaria.
Al entrar al palacio, un aura antigua y densa les golpeó inmediatamente en la cara.
El palacio no había sido abierto por más de mil años, así que se podía imaginar cómo debía ser el aire en su interior.
Sin embargo, a Xu Nian y los demás no les preocupaban tales cosas; lo que realmente les importaba era la herencia dejada por el Santo en este palacio.
—Miren rápido, ¿qué es eso? —dijo Chen An señalando un cojín frente al salón.
Alrededor del cojín, se había dispuesto una poderosa formación, pero esta formación parecía no portar ningún aura peligrosa.