Capitulo 5: La puja venenosa

Después del Flash back.

Jake: Y así fue como obtuve el diente

El ambiente en la sala era denso, cargado de tensión y expectativa.

Jake se cruzó de brazos, su sonrisa ladeada mostraba confianza y burla en igual medida.

Jake: y bien cuál es la primera oferta.

El murmullo general se apagó en cuanto un orco cubierto de cicatrices golpeó su jarra contra la mesa y alzó la voz.

Orco: ¡Veinte monedas de alma pura por ese colmillo! Mi clan sabría cómo usarlo.

Jake soltó una risa seca.

Jake: Seguro que sí... si antes no te funde los dedos al tocarlo.

El orco gruñó, mientras otras criaturas preparaban sus ofertas. Desde una esquina, el duende con túnica y un bastón tallado golpeó el suelo con la punta de su arma.

Duende Chamán: ¡Treinta monedas de alma pura! Ese veneno puede alimentar mis rituales durante décadas.

Un triton de mirada fría, deslizó lentamente un dedo sobre el filo de su amuleto antes de hablar.

Triton: Cincuenta monedas de alma... y un frasco de esencia marina encantada. Ese colmillo no es para rituales... es para mi colección.

El silencio se apoderó de la sala. Nadie se atrevía a subestimar a un tritón de aguas profundas, y menos a discutir con uno que coleccionaba piezas tan peligrosas.

Pero desde un rincón bañado en sombras, donde la luz apenas lograba filtrarse, surgió una voz áspera y lenta.

Figura en la sombra: Sesenta y cinco monedas de alma... y dos frascos de sangre negra de dragón abisal.

La sala quedó en un absoluto silencio. Incluso los más codiciosos entendieron que ese era un precio que no se debía igualar a la ligera.

Jake entrecerró los ojos, complacido.

Jake: Parece que tenemos un ganador... A menos que alguien quiera vender su alma para superar esa oferta.

Nadie respondió. La tensión se disolvió en resignación.

Con un chasquido de dedos, la caja fue sellada mágicamente y empezó a levitar llegando a manos su nuevo dueño.

Jake se acomodó los guantes mientras su voz recuperaba el tono intrigante.

Jake: Bien, ahora que ya calentamos motores... prepárense. Lo que sigue no es menos letal, pero sí mucho más escaso.