"""
—Su Majestad, es mejor que espere dentro —dijo Dena.
Dena ya había aconsejado a Ruby por enésima vez, pero Ruby seguía sin querer escuchar.
Ruby insistía en esperar a Matthew en el patio delantero de la casa del jefe del pueblo, con la excusa de que podría ver directamente el estado de su esposo cuando Matthew regresara.
Dena suspiró; finalmente puso una manta sobre el cuerpo de Ruby—. Al menos usa ropa más abrigada si quieres esperar afuera.
Ruby sonrió y dio unas palmaditas en la mano de Dena como señal de que quería darle las gracias.
—¿Te gustaría comer algo caliente? Lo prepararé mientras tomas tu té —preguntó Dena.
Ruby asintió en respuesta, pero antes de que Dena pudiera irse, Ruby le entregó un trozo de papel—. Dena, si sientes frío, no necesitas acompañarme afuera.
Dena frunció el ceño y chilló:
— ¡Si insistes en esperar a Su Majestad afuera, entonces yo también insistiré en acompañarte!