Baila Para Mí

Basen sonrió, luego le mostró a Viviana una bolsa de dinero. —Puedo ser el benefactor de tu hermano si lo deseas. Sin embargo, por supuesto, mi oferta no es gratuita.

La sonrisa en el rostro de Viviana se desvaneció ligeramente, pero intentó mantener su comportamiento amistoso en presencia de Basen.

Como mujer que trabajaba entreteniendo a hombres en el escenario, Viviana había escuchado a menudo a muchos hombres ofrecerle dinero y favores con la condición de que Viviana debía entregar voluntariamente su cuerpo a ellos.

Según Viviana, el hombre frente a ella no era diferente.

—¿Qué puedo hacer por usted, señor?

La sonrisa de Basen se hizo más amplia, luciendo tan brillante como el sol que acababa de salir. —¿Puedes bailar para mí cada semana?

Viviana quedó atónita por un momento; inclinó la cabeza e intentó asegurarse de que no había escuchado mal. —¿Solo quiere que baile para usted?

—Sí, tu baile es exquisito. Así que pensé que tal vez podrías entretenerme cada semana.