El zorro demonio hizo una mueca. Miró a Basen con una mirada de disgusto como si la serpiente frente a ella fuera basura sucia. —No sabía que también podías dar a luz serpientes. ¿Acaso la serpiente demonio no necesita una hembra...
Basen gritó:
—¡No lo quise decir de esa manera!
Basen siempre había pasado su vida con esas serpientes venenosas, por lo que a menudo se refería a ellas como sus hijos. Sin embargo, eso era solo una metáfora, no la verdad.
—El punto es que yo no... —tos... tos.
El zorro demonio dejó de hablar cuando comenzó a toser. Intentó cubrirse la boca, pero la tos no se detuvo hasta que su cuerpo temblaba.
Ruby acercó su rostro a los barrotes, con la intención de observar más de cerca al zorro demonio. —¿Estás bien?
El zorro demonio no respondió a la pregunta de Ruby porque su tos estaba empeorando. Su condición hizo que Ruby se preocupara, pero las personas a su alrededor solo pensaban que el zorro estaba dramatizando la situación.