El Último Testigo

—¿Cómo podría pensar en esto como solo una pesadilla si cuando despierto, no estás acostado a mi lado?! —lágrimas rodaron de los ojos de Maulvi nuevamente. Esta vez las lágrimas parecían tan rápidas como una cascada—. Si mueres, entonces yo... yo...

Maulvi fue incapaz de continuar porque su pecho se sentía asfixiante. Las palabras de Liber no estaban completamente equivocadas; él ya no estaba a salvo, y Maulvi solo se pondría en peligro si insistía en llevárselo.

Cuando Maulvi estaba llorando, Liber de repente le entregó una insignia plateada.

—Aunque no puedas salvar mi vida, al menos puedes salvar mi dignidad en el futuro.

Liber hizo todo lo posible por abrazar a su esposa por última vez. Susurró:

—Maulvi, recuerda, este día es solo tu pesadilla. Cuando despiertes mañana, solo tienes que recordar que te amo mucho.