—La playa se siente agradable cuando el sol comienza a ponerse —dijo Basen. Cerró los ojos, disfrutando de la brisa marina que agitaba su cabello y su camisa blanca. La temperatura no era tan calurosa como durante el día, haciéndole sentir más cómodo y ya no despreciar la playa.
Marlene se rió a su lado, y recogió los cristales que parecían brillar aún más a medida que la luz del sol se desvanecía.
—Podrías sentirte feliz cuando visites mi aldea. Solo hay nieve y hielo, así que no sentirás calor.
Basen se quitó el sombrero de la cabeza, luego se volvió para mirar a Marlene.
—¿No es un poco molesto vivir en un lugar así? Incluso algunas plantas todavía crecen en Veritas.
Aunque a Basen le gustaban los lugares fríos, eso no significaba que quisiera vivir en un lugar con solo nieve y hielo.
Marlene estuvo en silencio por un momento, pero la sonrisa en su rostro nunca se desvaneció.