La Furia del Dragón Dorado

ROARRR

La frecuencia del rugido del dragón dorado hizo temblar el océano. Olas altas surgieron sin cesar, junto con los fuertes vientos.

Las olas y los fuertes vientos rompieron los mástiles del barco, y las cajas de madera y mercancías en la cubierta del barco fueron arrastradas y cayeron al mar. Los soldados clavaron sus espadas en el suelo de la cubierta para que el viento o las olas no los arrastraran.

Xylon creó un escudo mágico alrededor de Ruby para que su cuerpo no se ahogara en el agua, mientras que Basen sostenía firmemente el brazo de su señora para evitar que cayera.

—¿Por qué no creas un escudo mágico alrededor del barco para protegernos a todos? —preguntó Basen asombrado.

—Si cubro todo el barco con mi escudo, entonces Su Majestad y los otros soldados no podrán atacar al dragón dorado —respondió Xylon.