Necesitaba mi nombre en ella lo antes posible, para mí eso era más personal y hacía más declaración que un anillo de diamantes.
Katarina se desnudó y se montó a horcajadas en la silla, para que Stacy pudiera hacer lo suyo.
—Si quieres, podemos empezar con el contorno —ofreció cuando terminó de alinear el diseño en la espalda de Kat.
—Hoy no, danos unas semanas. Ahora, ¿dónde está el otro?
Stacy sacó el otro dibujo que le había pedido que trabajara para mí. Era una imagen de Kat que ocuparía mi costado en una posición reclinada. La boca de Kat se abrió sorprendida.
—Realmente... vas a...
—¿Qué carajo, Ángel? —Ella rompió en llanto, y Stacy se excusó mientras yo atendía a mi bebé llorando.
—Oye, ¿qué es todo esto?
—Vas a tener mi cara en tu cuerpo, es simplemente, es tan... permanente, y dice tanto, y estoy tan abrumada.
—Cariño, hablamos de esta mierda, ¿sí? Tú eres mi todo, mi única. ¿Cuál es el problema?