La mamada ayudó un poco pero no lo suficiente. Todavía estaba furioso como la mierda. Había algunas cosas que simplemente no aceptaría de ella. No soy de esos que se lo toman con calma pensando que es solo diversión inofensiva. Si no hubiera pasado por lo que pasó hace unos meses, sería aún más duro con ella. Tal como está, igual voy a arrancarle la piel a tiras hasta que aprenda a no hacer esa mierda de nuevo.
—Estoy a punto de presentarte mi lado más oscuro, y por tu bien espero que esta sea la primera y última vez que tenga que azotarte el culo por algo que no sea placer.
Me alejé de ella sin siquiera terminar en su boca. Solo lo había hecho como castigo de todos modos, no me sentía muy cariñoso hacia ella ahora, así que probablemente era mejor no ir por ahí.
—¿Sabes por qué voy a azotarte?
—No, señor —respondió con voz gimoteante, cabeza baja, cuerpo tenso.