Capítulo 51: LYON

Llegamos a casa en tiempo récord y nos fuimos desvistiendo mientras subíamos las escaleras. Cómo logramos besarnos y desvestirnos mientras subíamos sin rompernos el maldito cuello es un misterio, pero llegamos a la cama de una pieza.

—Siéntate en mi cara, nena, me apetece postre después de todo —dijo él. Ella se subió a la cama todavía con esos tacones de follame. Tomando sus caderas con mis manos, llevé su coño a mi boca que salivaba.

Su coño pedía a gritos mi atención otra vez. —Ooh, tu lengua se siente tan bien.

La provoqué con mi lengua rígida, apretando sus nalgas mientras nuestros ojos se encontraban sobre mi cabeza.

Bajé la mirada una vez y ella entendió, buena chica; hemos estado practicando esa mierda. Alcanzando detrás de ella, acarició mi polla hasta ponerla dura.

—Fóllame —le gruñí. Se deslizó por mi cuerpo y se sentó en mi polla, su cara arrugada en concentración mientras luchaba por meter toda mi longitud dentro de ella.