—¿Cuánto saben tus mujeres sobre esta pequeña situación que estamos manejando?
—Nada, ¿por qué? —Logan se giró para mirar en la misma dirección que yo, una vista directa hacia la sala principal donde se habían reunido las mujeres.
—Míralas ahí dentro. No he oído ninguna risa viniendo de allí, nadie está tirando del pelo de nadie así que no están peleando, pero todas están muy absortas en lo que sea que está pasando. Y mira ahí, el lenguaje corporal cambió tan pronto como mi esposa notó que estaba mirando.
—No hay manera de que lo sepan. —Ahora tenía la atención de todos por una razón diferente. Habíamos estado dando vueltas a ideas sobre el mejor movimiento a hacer y no llegábamos a ninguna parte porque los SEALs estaban en modo espera. Ahora teníamos otro problema entre manos.