El viejo cabrón de Grimaldi estaba en mi local cuando entramos.
—¿Cómo diablos entraste aquí, viejo?
—¿Así es como le hablas a tu cliente favorito?
—Favorito mis cojones, no tenemos ningún negocio hoy —lo ignoré porque estoy bastante seguro de que no estaba aquí para verme. Hacíamos todos nuestros negocios por teléfono. Eso cuando se dignaba a hablar conmigo; aparentemente prefería a Kat.
Un dúo más extraño aún no has visto, pero deja que mi Ángel dome a la bestia, el viejo bastardo cascarrabias. Si yo traía algo a la mesa, él refunfuñaba como una vieja gallina, pero si ella presentaba lo mismo, actuaba como si fuera la mejor idea que jamás hubiera escuchado. No importaba que yo le acabara de decir la misma mierda diez minutos antes.
Me di cuenta de su juego desde el principio, al viejo cabrón solo le gustaba provocarme, así que ahora simplemente dejo que ella trate con él, después de todo ella fue quien cerró el trato en primer lugar.