Por la mañana era el turno de papá de reunir al rebaño y acomodarlos para el día. Tenía a Cody en mi cadera mientras preparaba el desayuno.
«Estos cabrones no saben lo que es el cereal seco, excepto durante las vacaciones de verano, ¿no es una mierda? Su madre y abuelas les malcrían el culo y lo que ellas no hacen, los abuelos lo compensan».
Saqué el tocino del horno y revolví dos docenas de huevos. El nivel de ruido estaba por las nubes por culpa de Mengele. Estaba discutiendo con sus hermanos que nuestra noche fuera fue mejor que la de ellos.
«Supongo que debería estar feliz de que mis hijos no tengan nada más serio por lo que discutir». Su madre entró tambaleándose justo cuando estaban terminando y tuve que alimentar su miserable culo.
Por supuesto que no quería nada de lo que hice y me tomó casi media hora averiguar lo que quería. Le conseguí la fruta que dijo que quería y me senté con ella mientras sus hijos intentaban destrozar mi puta casa con sus mierdas.