Capítulo 166

Traicionado por la Sangre

El hedor a putrefacción y paredes húmedas se aferraba al aire. Hugh estaba sentado contra la pared fría, con la mandíbula tan apretada que le dolía. Su cuerpo ahora estaba magullado y sucio, despojado del poder que había llevado durante años. Frente a él, Lucian lo miraba con odio puro y sin diluir, su ropa rasgada por los meses que había pasado encerrado. Su madre estaba sentada a su lado, con los brazos envueltos protectoramente alrededor del padre enfermo de Lucian, cuya respiración era superficial y jadeante.

Los ojos de Lucian ardían mientras finalmente hablaba, su voz ronca pero llena de amargura:

—Esto es tu culpa.

Los dedos de Hugh se crisparon.

—Robaste mi manada. Mi gente. Mi futuro. Asesinaste a los que se negaron a inclinarse, ¿y para qué?

Hugh exhaló bruscamente por la nariz, su paciencia desgastándose.

—Cállate, muchacho.