Diez horas después, finalmente regresaron a la manada. Había sido un día extremadamente largo y lleno de acontecimientos para Avery. ¿Quién hubiera pensado que salir con Millie, Selena y Lydia sería tan caótico? Lydia, que se suponía que era la racional, parecía haber hecho un trato con la diosa para ser todo menos racional hoy.
Ahora, Avery estaba de pie frente al espejo en su habitación, alisando el vestido verde que había comprado. Se dio la vuelta, y todas las miradas cayeron sobre ella.
—No. No me gusta este —dijo Selena.
—A mí tampoco. Es demasiado aburrido y conservador —respondió Lydia.
—A mí tampoco. Es aburrido —agregó Millie.
Avery miró los rostros de las tres y puso los ojos en blanco. No le sorprendía que todas estuvieran en contra del vestido, considerando que también se habían opuesto en la tienda.