—¡No puedo creer el descaro de ese hombre! —exclamé en voz alta mientras regresábamos a casa.
Así sin más, sin dar ninguna razón, el Alpha Caleb había impedido que se concretara un acuerdo crucial entre nuestras empresas.
Oh, espera, sus acciones sí tenían una razón.
Esta era su manera de castigarme por lo que sucedió en el Baile de Luna anoche.
Pero en serio... ¿Era esta la mejor manera para alguien de llorar a su esposa?
—Señor, tiene que relajarse —murmuró Lyra de repente con voz temblorosa desde donde estaba sentada a mi lado.
La miré con dureza, indicándole que se mantuviera callada.
Suspirando con frustración, me froté la frente, decidiendo olvidarme de todo el asunto y pensar en otra cosa.
—Por cierto, Lyra, ¿cómo van esas cosas que te pedí que prepararas? Sabes que es esta noche, ¿verdad? —Me volví hacia ella y pregunté con curiosidad.
Las 'cosas' en cuestión eran la sorpresa que le prometí a Phoebe antes de irme esta mañana.