_Es de conocimiento común_

—Pareces haber visto un fantasma.

La persona que estaba frente a mí tenía que ser Elsa.

Ugh, como si esta noche ya terrible no pudiera empeorar.

Mis ojos se oscurecieron cuando examiné lo que llevaba puesto.

Se había quitado el vestido de la fiesta y ahora llevaba una bata roja y tenía el pelo suelto de una manera que haría que cualquier hombre se debilitara.

Pero yo no era 'cualquier hombre'.

—No te reprocharía por entrar a mi habitación sin invitación, pero debo informarte que no necesito compañía —comenté, entrando al suite y quedándome de pie con la puerta completamente abierta.

Elsa inclinó la cabeza, pareciendo confundida al principio hasta que señalé hacia afuera.

—Vete, Elsa.

Me miró boquiabierta al principio como si fuera incomprensible que pudiera rechazarla abruptamente.

Pero por muy borracho que estuviera, reconocía un juego sucio cuando lo veía y no caería en él.